De lo espiritual al color..” Por Victoria Pettigiani
Cuando conocí la obra de Claudia Foa, no pude dejar de asociarla con la de Matisse y Kandinsky. Matisse decía: “La disposición de mi cuadro es expresiva. El lugar ocupado por las figuras u objetos, los lugares vacíos que hay en torno de ellos -las proporciones- todo desempeña un papel. La composición es el arte de disponer en forma decorativa los varios elementos de que dispone el pintor para la expresión de sus sentimientos..” Todo cuadro de Matisse es un diseño; lo mismo podemos apreciar en los de Claudia. Es un diseño compuesto de pedazos y lugares cuidadosamente colocados; entre áreas coloreadas de varios “pesos”. Es un conjunto de diseños que cubre el cuadro de un extremo a otro. En general, ninguna parte se destaca sobre las demás; el cuadro entero es un diseño, y el diseño el cuadro. Su efecto es siempre alegra y animado. El color es el elemento más importante, prácticamente, por eso lo asocio directamente con los maestros fauvistas (“fauve” en francés, “fiera”, en el sentido del uso del color). Matisse decía: “Aplico mis colores sin un plan preconcebido..Mi elección de los colores no descansa en ninguna teoría específica; está basada en la observación, en el sentimiento, en la misma naturaleza de cada experiencia”. La obra de Claudia se puede ver de dos maneras. Es decir, uno puede mirar el cuadro pensando en el dibujo, y ver las figuras (flores), o también, se puede olvidar completamente del tema y fijarse en el diseño que va de un extremo a otro del cuadro. Se maneja dentro del espacio bidimensional (alto y ancho) ya que no pretende simular una tercera dimensión (profundidad). Pero sus colores avanzan y retroceden según su fuerza, su contraste, su temperatura, claridad u oscuridad. Sus obras se asemejan a un rompecabezas donde cada parte adquiere una dependencia total del resto de las partes. La asocio, decía, directamente con la etapa de “Improvisaciones” de Kandinsky, donde cada pincelada, cada color, está en el lugar preciso, que cada valor y cada área se relaciona estéticamente con las áreas inmediatas y que todos los varios elementos del diseño se combinan en un diseño-cuadro, interesante y unificado. Su instinto de diseñador, heredado de los fauces, indicó el lugar exacto donde tenía que colocar cada línea y cada color. Claudia Foa, en cuanto a figuración, se acerca más a Kandinsky que a Matisse ya que sus flores parecerían ser sólo una excusa para dar rienda suelta al color, a sus emociones, y cantar la música de la vida.
De lo espiritual al color..”
ResponderEliminarPor Victoria Pettigiani
Cuando conocí la obra de Claudia Foa, no pude dejar de asociarla con la de Matisse y Kandinsky. Matisse decía: “La disposición de mi cuadro es expresiva. El lugar ocupado por las figuras u objetos, los lugares vacíos que hay en torno de ellos -las proporciones- todo desempeña un papel. La composición es el arte de disponer en forma decorativa los varios elementos de que dispone el pintor para la expresión de sus sentimientos..”
Todo cuadro de Matisse es un diseño; lo mismo podemos apreciar en los de Claudia. Es un diseño compuesto de pedazos y lugares cuidadosamente colocados; entre áreas coloreadas de varios “pesos”. Es un conjunto de diseños que cubre el cuadro de un extremo a otro. En general, ninguna parte se destaca sobre las demás; el cuadro entero es un diseño, y el diseño el cuadro. Su efecto es siempre alegra y animado. El color es el elemento más importante, prácticamente, por eso lo asocio directamente con los maestros fauvistas (“fauve” en francés, “fiera”, en el sentido del uso del color). Matisse decía: “Aplico mis colores sin un plan preconcebido..Mi elección de los colores no descansa en ninguna teoría específica; está basada en la observación, en el sentimiento, en la misma naturaleza de cada experiencia”.
La obra de Claudia se puede ver de dos maneras. Es decir, uno puede mirar el cuadro pensando en el dibujo, y ver las figuras (flores), o también, se puede olvidar completamente del tema y fijarse en el diseño que va de un extremo a otro del cuadro.
Se maneja dentro del espacio bidimensional (alto y ancho) ya que no pretende simular una tercera dimensión (profundidad). Pero sus colores avanzan y retroceden según su fuerza, su contraste, su temperatura, claridad u oscuridad. Sus obras se asemejan a un rompecabezas donde cada parte adquiere una dependencia total del resto de las partes.
La asocio, decía, directamente con la etapa de “Improvisaciones” de Kandinsky, donde cada pincelada, cada color, está en el lugar preciso, que cada valor y cada área se relaciona estéticamente con las áreas inmediatas y que todos los varios elementos del diseño se combinan en un diseño-cuadro, interesante y unificado. Su instinto de diseñador, heredado de los fauces, indicó el lugar exacto donde tenía que colocar cada línea y cada color.
Claudia Foa, en cuanto a figuración, se acerca más a Kandinsky que a Matisse ya que sus flores parecerían ser sólo una excusa para dar rienda suelta al color, a sus emociones, y cantar la música de la vida.